Podemos suponer que hay unos hechos
observacionales y experimentales cuya observación atenta puede servir como base
al conocimiento científico. Es decir, podemos suponer que hay hechos
“apropiados” en ciencia. Ahora bien, ¿cómo derivar el conocimiento
científico de esos hechos? ¿En qué medida apoyan los hechos una teoría?
O lo que es lo mismo, ¿cómo justificar que, dados los hechos h, se puede probar
una teoría como consecuencia de los mismos? Intentaré mostrar que esto no puede
ser justificado.
Para empezar, veremos someramente algunos rasgos
característicos del razonamiento lógico-deductivo:
En un sentido muy amplio (no entraremos en
cuestiones más complejas, sino que simplificaré al máximo) la lógica estudia
qué se sigue de qué, se ocupa de la deducción de unos enunciados a partir de
otros dados. Por ejemplo:
- Todos los posts de filosofía son aburridos.
- Éste es un post de filosofía.
- Este post es aburrido.
En este argumento deductivo, (1) y (2) son las
premisas, y (3) la conclusión.
Para que ésta sea una deducción lógicamente válida tiene que ocurrir que, si
las premisas son verdaderas, la conclusión también lo es, y lo mismo
si éstas son falsas, que la conclusión también lo es, dado que la verdad se transmite de
las premisas a la conclusión.
El problema
que tenemos es que la lógica no nos proporciona todo lo necesario a la hora de
establecer la verdad de los enunciados
fácticos, pues lo único que nos dice la lógica es que si las
premisas son verdaderas, entonces la conclusión también lo será. Por
eso, podríamos hacer una deducción completamente válida con una premisa
falsa. Por ejemplo:
- Todas las filósofas son guapas.
- Piluky es una filósofa.
- Piluky es guapa.
En este caso, (1) y (3) son falsas, pero esto no
afecta a la validez del argumento.
De ahí que, aunque la lógica tenga la fuerza de
preservar la verdad, no podemos establecer la verdad de los enunciados
que se refieren a los hechos apelando sólo a la misma. Por eso, el
conocimiento científico no puede derivarse de los hechos si “derivar” se
interpreta como “deducir lógicamente".
Todavía este tipo de razonamiento plantea más
problemas cuando se trata de hacer ciencia. Veamos el siguiente ejemplo:
Todos los metales se dilatan al calentarse.
Éste es un enunciado universal.
Pero, ¿qué pasa cuando se trata de hechos particulares que prueban las
leyes científicas generales? ¿Qué ocurre con los enunciados que se
refieren a un caso concreto en un tiempo concreto?
Un ejemplo de enunciado singular con respecto al universal anterior sería éste:
la longitud de una barra de cobre aumenta cuando ésta se calienta.
Ahora bien, ¿qué tipo de hechos,
utilizados como premisas, pueden llevarnos a las leyes como conclusiones?
Parece claro que el razonamiento
lógico-deductivo es insuficiente cuando se trata de dar cuenta de los hechos.
En esos casos tendríamos que proceder mediante la observación de hechos
particulares y el razonamiento sería tal que así:
Premisas:
- El metal x1 se dilató al calentarlo en la ocasión t1
- El metal x2
se dilató al calentarlo en la ocasión t2
- El metal xn
se dilató al calentarlo en la ocasión tn
Conclusión:
- Todos los metales se dilatan al ser calentados.
Como se aprecia, éste no es un razonamiento lógicamente válido: por muchas
observaciones que hayamos hecho de metales dilatándose, no hay
garantía lógica de que el metal no permanezca tal cual, o se
contraiga. El razonamiento que se usa
con un número determinado de hechos específicos se llama razonamiento
inductivo.
Un razonamiento inductivo es un
tipo de razonamiento del tipo del ejemplo de la dilatación de los metales. Se
llama “inductivo” para distinguirlo del razonamiento lógico, deductivo. Uno de
sus rasgos esenciales es que cuando pasamos de enunciados sobre algunos hechos
particulares a enunciados sobre todos los hechos, éste dice más de lo que está
contenido en las premisas. Por ejemplo, las leyes científicas generales
van más allá de la evidencia observable que subyace a ellas y por eso no es posible deducirlas lógicamente de
la misma.
Así, dado que este razonamiento va más allá de lo
observable, ¿cómo justificar que una inferencia inductiva es válida?
¿Cómo justificar que podemos pasar de hechos observables a leyes generales si
no es posible una inferencia lógica? Para esto hacen falta tres condiciones:
(1) El número de
enunciados observacionales que sirvan como base de la generalización ha de ser
grande.
Ésta es una
condición necesaria. En el caso de los metales, está claro que no podríamos
concluir que todos los metales se dilatan al calentarse sobre la base de un
número muy reducido de casos.
(2) Las observaciones
deben repetirse en una amplia variedad de condiciones.
Podría ocurrir
que calentáramos muchas veces el mismo metal para obtener los mismos
resultados. Por eso esta condición también es necesaria.
(3) Ningún resultado
observacional que se acepte puede entrar en contradicción con una ley universal
derivada.
Esta condición
es, por supuesto, esencial, dado que si una observación contradice a la ley
general, tenemos un problema.
Estas tres condiciones se resumen en el enunciado
del principio de inducción: si en una amplia
variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y si todos los A
observados tienen, sin excepción, la propiedad B, entonces todos los A tienen
la propiedad B.
¿Qué problemas plantea esta
caracterización de la inducción?
- En primer lugar, con respecto a (1), ¿cuál
sería un número lo
suficientemente grande de
enunciados observacionales? Además, hay veces en las que no tiene
sentido exigir un gran número de casos a la hora de hacer una
generalización. Por ejemplo, nadie exigiría que se volviera a lanzar una
bomba atómica para asegurarnos de su poder destructor. Por eso (1) es
problemática al ser “un número lo suficientemente grande” algo vago.
- En cuanto a (2), ¿qué es una variación en las circunstancias? ¿Cuándo
es ésta significativa? ¿Cómo
eliminar las variaciones superfluas? Podríamos decir que, sobre la base de
nuestro conocimiento previo, juzgamos qué circunstancias son relevantes.
El problema que lleva consigo esta afirmación es el de cómo justificar ese conocimiento
previo que ponemos en marcha en cada nuevo razonamiento inductivo,
pues cada razonamiento de este tipo involucra un conocimiento previo que
requiere, a su vez, un razonamiento inductivo anterior que lo justifique y
éste, a su vez acude a un conocimiento previo... Con lo que tenemos un
problema de circularidad.
- Por último, la condición (3) tampoco está
exenta de problemas, pues casi siempre hay excepciones en
los conocimientos científicos, y, por lo tanto, tenemos que considerar
esta posibilidad.
Como se ve, la
justificación, el dar razones del razonamiento inductivo es algo problemático.
Y, sin embargo, los problemas del razonamiento lógico no acaban aquí. Aún
tenemos un problema más grave de justificación, el llamado “problema de la inducción”, que fue introducido por David Hume.
David Hume, retrato. Fuente: Wikimedia.
Para explicar esto, retomaremos el enunciado del principio
de inducción: si en una amplia variedad de condiciones se observa una
gran cantidad de A y si todos los A observados tienen, sin excepción, la
propiedad B, entonces todos los A tienen la propiedad B.
Y el ejemplo que hemos utilizado con anterioridad.
Premisas:
El metal x1 se dilató
al calentarlo en la ocasión t1
El metal x2
se dilató al calentarlo en la ocasión t2
El metal xn
se dilató al calentarlo en la ocasión tn
Conclusión:
Todos los metales se dilatan al
ser calentados.
Ahora bien, ¿cómo justificar dicho
principio para poder operar con él en nuestros razonamientos inductivos?
No podemos apelar a la lógica, pues las
inferencias inductivas no son inferencias lógicas. Sólo nos queda, por
esto, intentar justificar la inducción recurriendo a la experiencia.
¿Cómo podemos hacer esto? Hemos visto que la inducción funciona en un gran número de
casos. Tenemos un gran número de predicciones
exitosas que se basan en leyes derivadas de la inducción. Así, para justificar la inducción mediante la
experiencia, podríamos argumentar que:
El principio de la inducción
funcionó con éxito en la ocasión x1
El principio de la inducción funcionó con éxito
en la ocasión x2
El principio de la inducción funcionó con éxito
en la ocasión xn
Luego, el principio de la
inducción funciona siempre.
Sin embargo, esta forma de argumentar
es del todo inaceptable, pues procede de
manera inductiva: en base a la observación de un número de
casos concretos, concluimos un enunciado general. Esto implica justificar la inducción con la inducción, dando por
supuesto lo que queremos demostrar.
Ésta es una visión general y en un marco
puramente teórico acerca de la justificación del conocimiento en ciencia. Si
esto debe llevarnos o no a un escepticismo radical o no con respecto a las
verdades científicas, así como si es posible disolver el problema de la
inducción, es algo que dejo para otra ocasión: este post ya es demasiado largo.
Fuente: Alan F. Chalmers, ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?