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lunes, 24 de agosto de 2015

Ludwig Wittgenstein: ira y ascetismo

Éste post pretende contar una pequeña parte de la vida de Wittgenstein, quizá no tan conocida, para mostrar que, en cierto modo, era un espíritu un tanto atormentado. Muchos pensaréis, con razón, que éste es un post más propio de la sección de "cotilleos" que de un blog que pretende hablar de filosofía. Estáis en lo cierto, pero Wittgenstein siempre me ha fascinado y quiero dedicarle una serie de posts a ver si puedo reanimar el blog y por algún sitio hay que empezar. Quizá éste sea el peor, pero ya es tarde. Espero que lo disfrutéis.

Wittgenstein (1889-1951) es uno de los pensadores más importantes de todo el siglo XX. Procedente de una rica familia judía de confesión católica, Wittgenstein tuvo una juventud atormentada. Dos de sus hermanos (Hans, el mayor, y Rudolf, el tercero) se suicidaron. Él también tuvo siempre presente el suicidio, sobre todo porque su homosexualidad le atormentaba. Tras estudiar ingeniería por decisión de su padre, descubre Los principios de la matemática de Bertrand Russell y, en 1911, se decide a estudiar filosofía en Cambridge con él. Esto hizo que se avivaran los conflictos existentes entre él y su padre y que la neurosis de Wittgenstein fuera en aumento. Russell, en una carta de 1912 a quien era su amante en ese momento, escribiría: “Wittgenstein se halla al borde de una crisis nerviosa, no muy lejos del suicidio”.

En 1914, se sintió atraído por un joven universitario inglés llamado David Pinsent al que se llevó a Islandia con todo el lujo posible. Pinsent murió en un accidente de avión en 1918 y probablemente no sabía de los sentimientos de Wittgenstein, quien, al enterarse de su muerte, reavivó sus tendencias suicidas. A él le dedicó el Tractatus Logico-Philosophicus (TLP).

Ludwig Wittgenstein fotografiado por Ben Richards. Fuente: Wikimedia.


Tras el estallido de la guerra, en 1914, decidió alistarse al ejército. Ya en 1920 le diría a un maestro con el que trabajaba que lo había hecho para morir en combate y no tener que suicidarse. En el frente, leía una y otra vez El evangelio abreviado, de Tolstoi. Con él, aceptaba que el sexo es incompatible con la vida espiritual. También estudiaba a Schopenhauer. Fue en este período de guerra en el que escribió el TLP. (Los eventos más relevantes en la vida de Wittgenstein durante la I Guerra Mundial los podéis ver aquí).

Cuando volvió de la guerra, en 1919, renunció a todas sus riquezas materiales. En este momento acarreaba una profunda depresión. En una carta de 1920 que envió a su amigo Paul Engelmann escribe: “Últimamente llevo una vida del todo miserable...sólo por mi vileza y podredumbre. Siempre he pensado en quitarme la vida y ahora, también me persigue la idea. Me he hundido hasta el fondo”.

Tractatus Logico-Philosophicus, edición de 2004 de Alianza Editorial.

Si antes Wittgenstein había gustado de alojarse en hoteles de lujo y parece ser que también gustaba de frecuentar a chaperos, ahora se le conocía por su ascetismo y por su vida austera. Incluso decidió convertirse en maestro de primaria y, en 1920, se mudó a Trattenbach, un pueblo pobre de las montañas para ejercer como tal. Allí, Wittgenstein era muy amistoso y bueno con quienes eran buenos en matemáticas (donde enseñaba incluso álgebra, que no estaba en los planes de estudios de primaria).

Sin embargo, no era tan bueno con quienes no lo eran, pues con ellos llegaba a ser bastante violento. A una niña le tiró del pelo arrancándole mechones enteros por no llegar a entender algo. A otra niña la golpeó con tal violencia que sangraba por detrás de las orejas. También llegó a dejar a un niño de 11 años inconsciente. Le investigaron por ello y mintió sobre el grado de violencia empleada. Pese a todo, no le acusaron, aunque huyó del pueblo con sus remordimientos por no haber dominado su ira y por haber mentido.


Después de esto regresó a Viena y trabajó como jardinero en el monasterio de Hüteldorf. En este tiempo pensó en tomar el hábito monástico, pero el abad no le aceptó porque pensaba que sus motivos no eran los puramente religiosos.

La vuelta a Cambridge queda para otro post. 

Fuente: Rodgers, N. y Thompson, M., "Ludwig Wittgenstein: ira y ascetismo", en Locura Filosofal, pp. 157-187, Melusina, 2005.