A Anselmo de Canterbury (1033-1109) le debemos una de las más conocidas demostraciones de la existencia de Dios, el argumento ontológico. El que le da la nomenclatura de "ontológico" es Kant, dado que este argumento es apriorístico y, por lo tanto, no necesita de la experiencia, sino que está basado en premisas que la mera razón puede alcanzar. Cabe decir, asimismo, que hay diversas versiones de este argumento, aunque la prueba de San Anselmo es la más famosa.
San Anselmo presenta este argumento en el Proslogion (1077-1078). Éste es como sigue:
- Dios es aquello mayor que lo cual nada puede pensarse (Deus enim est id quod maius cogitari non potest).
- Si el insensato, el ateo, el que no sabe (el insipiens, o sea, el no-sapiens) dice que Dios no existe (Deus non est) dice "Dios", esto es, tiene en sí la idea de Dios, entiende el concepto. La idea de Dios está, por lo tanto, en el entendimiento.
- Dios no puede existir sólo en el pensamiento, pues tiene todas las perfecciones, y, si le faltara la existencia, no sería aquello mayor que lo cual nada puede pensarse.
- Aquello mayor que lo cual nada puede pensarse existe, por lo tanto, no sólo en el entendimiento, sino también en la realidad.
- Por lo tanto, Dios existe.
Del mismo modo que hay varias formulaciones, hay varias refutaciones del argumento ontológico (aquí tenéis un enlace a algunas de las críticas que se le han hecho a este argumento, en inglés, lo siento). La primera crítica a este argumento viene de manos de uno de los contemporáneos de Anselmo, Gaunilo de Marmoutiers, que la lleva a cabo en su Liber pro insipiente (Libro en defensa del insensato). Gaunilo argumentará que no por el hecho de que yo piense en la isla más perfecta y
paradisíaca, ésta tenga que existir, pues no podemos dar el salto del orden del
pensamiento al orden de lo real. Éste es el "argumento de la isla perdida". Aunque todos tengamos en el entendimiento la idea de esa isla, no por ello ésta existirá. Gaunilo parte, por lo tanto, de la idea de la existencia como perfección, como Anselmo, y refuta esa posición mostrando lo absurdas que llegan a ser las conclusiones obtenidas mediante este tipo de argumentaciones.
Anselmo responderá a Gaunilo con el Liber apologeticus contra Gaunilonem respondentem pro insipiente. Ahí afirma que su argumento no se aplica a todos los conceptos, sino sólo a aquéllos cuya existencia es necesaria. Así, dado que es impensable que Dios no exista, no se puede negar la idea de Dios sin entrar en contradicción.
La más famosa de las refutaciones a San Anselmo es la elaborada por Kant en la Crítica de la razón pura. En primer lugar, Kant arguye que el argumento ontológico es un juicio analítico, dado que el concepto que expresa está contenido en su propio predicado y, por lo tanto, que no añade nada, no proporciona conocimiento como tal. Además, decir de algo "que existe" no es decir nada de ese algo, la existencia como tal no es una propiedad predicable de los objetos del mundo y, por lo tanto, la afirmación de que la existencia es mejor que la inexistencia de algo, o la perfección de algo, no se sostiene. Por otro lado, tampoco podemos dar el salto del pensamiento a la realidad. Como dice Kant, puedo soñar que tengo cien táleros, pero dar el salto de eso a tenerlos efectivamente es imposible.
San Anselmo de Canterbury. Wikimedia.
"Coepi mecum quaerere, si forte posset inveniri unum argumentum, quod nullo alio ad se probandum quam se solo indigeret, et solum ad astruendum quia Deus vere est". Anselmus Cantuariensis, Proslogion, Proemium*.
Para seguir leyendo:
Argumento Ontológico. Wikipedia. Interesante para ver las distintas formulaciones del argumento.
Ontological Arguments. Stanford Encyclopedia of Philosophy. Análisis detallado de los diversos argumentos de tipo "ontológico" que se han presentado a lo largo de la historia de la filosofía.
*Empecé a pensar si no sería posible encontrar una prueba única que
no necesitara de otra para ser probada y que demostrara que Dios existe
verdaderamente.
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