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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Averroes. Comentador de Aristóteles.



“Dime Averroes, por favor, ¿con qué contabas para adueñarte de las mentes, o mejor, para dementarlas y enloquecerlas? (...) El hecho es que no hay cosa más erizada, más inculta, más asquerosa, más sin palabra que tú. Otros se autoimpusieron a algunos por el conocimiento de la Antigüedad. Tú no conociste ni el tiempo en que viviste ni la edad en que naciste, ni tuviste mejor formación que los que te precedieron que la que tiene cualquier hombre nacido y criado en las selvas y soledades (...). Pero no hay cosa más malvada, más irreligiosa que tú. Es inevitable que el que se entregue con afición vehemente a la lectura de tus obras se torne impío y aun que caiga en la noche desolada, fría y ciega del ateísmo”. Luis Vives, De disciplinis. De causis corruptarum artium.

Averroes es considerado por muchos como el primer aristotélico en sentido estricto. Frente a la tradición neoplatónica imperante, el Cordobés busca explicar realmente el pensamiento de Aristóteles, a quien considera el filósofo por excelencia. En la Edad Media, sus Comentarios a Aristóteles le valieron el sobrenombre de "Commentator", pero en Averroes también encontramos una importante faceta como pensador original a menudo ignorada. Lamentablemente, hoy no nos detendremos en ella, sino en el origen de los comentarios a la filosofía del Estagirita, esto es, de Aristóteles.
                                                       Estatua de Averroes en Córdoba. Wikimedia.


En gran parte, la redacción de los comentarios de Averroes a Aristóteles se debe a Ibn Tufail, Abentofail en la versión hispanizada. Él fue quien llevó a Averroes a la corte del califa almohade AbûYa’qûb Yûsuf. El califa estaba interesado en el estudio de la ciencia y la filosofía y también era partidario de tener filósofos en la corte. Parece ser que conocía la crítica de Averroes a Algazel, plasmada en su Destructio destructiorum philosophiae Algazelis o Destrucción de la destrucción de la filosofía de Algazel, realizada en la segunda mitad del siglo XII.

Durante su visita a la corte, tras las formalidades pertinentes, el califa preguntó a Averroes acerca de su postura en relación a si el cielo era eterno o había sido creado. El Cordobés, desconocedor de la posición del califa en este aspecto, eludió la cuestión. Entonces, Abû Ya’qûb Yûsuf inició una discusión filosófica con Ibn Tufail en la que demostró un gran entendimiento de las cuestiones filosóficas del momento. Averroes retomó la discusión y demostró una gran erudición al respecto, hecho que le llevó a instalarse en la corte del califa, pues éste le pidió que explicara las obras de Aristóteles y proporcionó a Averroes dinero para su tarea.

En primera instancia, el califa, conocedor de la dificultad que entrañaba la obra de Aristóteles, pidió a Ibn Tufail que escribiera comentarios explicativos del corpus aristotélico, pero Ibn Tufail se consideraba a sí mismo demasiado viejo para esto, así que animó a Abû Ya’qûb Yûsuf a pedírselo a Averroes. Esto tuvo como resultado los comentarios medios -las paráfrasis de Averroes a la obra aristotélica, que venían precedidos por los comentarios breves o epítomes-, pues Averroes ya había realizado algunos comentarios a la obra de Aristóteles. Para la realización de esta tarea, Averroes permaneció en la corte también durante el califato del hijo de Abû Ya’qûb Yûsuf, Abû Yûsuf, donde completó su labor exegética hasta que, en 1195, el califa expulsó al filósofo de la corte, llegando, incluso, a prohibir el estudio de la filosofía, a tenerle bajo arresto domiciliario y a ordenar que se quemaran sus libros. Averroes murió en Marruecos en 1198, ya como un hombre libre.

Las causas de su destierro las dejamos para otra ocasión.

Fuentes: 

  • Taylor, Richard C., “Averroes”, en A Companion to Philosophy in the Middle Ages, pp. 182-195, Gracia, Jorge J. E.- Noone, Timothy N. (eds.), Blackwell Publishing Ltd, Malden (MA), 2002.
  • Ivry, Alfred, “Averroes”, en en Routledge History of Philosophy, vol. III, Medieval Philosophy, pp. 49-64, Marenbon, J. (ed.), NY, 2004.
  • Para una biografía más detallada de Averroes y las causas de su destierro: Martínez Lorca, Andrés. Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa, El Páramo, Córdoba, 2010.

 


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